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Lucha contra el Cáncer Cervical: Puerto Rico vs. Australia y ¿cómo podemos mejorar?

Por Taisha Melendez Larroy, MPH

El cáncer cervical es una de las enfermedades prevenibles más preocupantes a nivel mundial. Foto: Shutterstock.
El cáncer cervical es una de las enfermedades prevenibles más preocupantes a nivel mundial. Foto: Shutterstock.

El cáncer cervical es una de las enfermedades prevenibles más preocupantes a nivel mundial. Es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en mujeres, con aproximadamente 660,000 nuevos casos y 350,000 muertes en el año 2022. Casi todos los casos (99%) están relacionados con la infección por el virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo, un virus extremadamente común.


A pesar de los avances en vacunación y detección temprana, Puerto Rico sigue enfrentando retos en la reducción de su incidencia. Actualmente, 13 de cada 100,000 mujeres en la isla son diagnosticadas con cáncer cervical, el doble de la tasa en Australia (6.5 por cada 100,000). Este país se ha convertido en un referente mundial tras lograr una disminución drástica en los casos de esta enfermedad.


¿Qué estrategias implementó Australia? ¿Cómo se comparan con las políticas de Puerto Rico? ¿Qué lecciones podemos aplicar para fortalecer la prevención en la isla?


El modelo australiano: Claves de su éxito


Australia inició su programa de vacunación contra el VPH en 2007, ofreciendo inmunización gratuita a niñas y, en 2013, ampliándolo a niños. Actualmente, mantiene una de las tasas de vacunación más altas a nivel mundial.


Además, en 2017, Australia implementó un cambio significativo en su programa de detección: reemplazó la prueba de Papanicolaou por la prueba primaria de VPH cada cinco años para mujeres a partir de los 25 años. Esta decisión se basó en evidencia científica que demuestra que la prueba de VPH es más efectiva para detectar lesiones precancerosas a tiempo.


Estas medidas han sido respaldadas por una fuerte inversión en salud pública, campañas de concienciación efectivas y un acceso equitativo a servicios preventivos. Gracias a estas acciones, se proyecta que Australia será el primer país en eliminar el cáncer cervical como problema de salud pública para el año 2035.


Comparación con Puerto Rico


Puerto Rico ha adoptado estrategias importantes, como el mandato legal de vacunación contra el VPH para estudiantes de 11 a 12 años desde 2019, lo que ha llevado a una cobertura superior a la de Australia. También se ha promovido el co-testing (Papanicolaou + prueba de VPH) como estrategia de detección temprana.


Sin embargo, el progreso ha sido más lento. Factores como la tardanza en la adopción de estrategias de salud pública, las desigualdades en el acceso a los servicios de salud, la estructura dual del sistema (sector público y privado) y eventos de emergencia como huracanes, terremotos y pandemias han afectado la utilización de servicios preventivos. Mientras que la población cubierta por Medicaid (Plan Vital) tiene acceso gratuito a pruebas de detección, quienes dependen de planes privados o carecen de seguro pueden enfrentar barreras económicas que dificultan su seguimiento médico oportuno.


El debate sobre la mejor estrategia de detección


El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG) recomienda tres opciones para mujeres de 30 a 65 años: la prueba primaria de VPH cada cinco años, el co-testing (Papanicolaou + prueba de VPH) cada cinco años o el Papanicolaou solo cada tres años. Mientras que Australia ha optado por la prueba primaria de VPH como su método exclusivo de detección, en Puerto Rico muchos profesionales de la salud prefieren el co-testing, ya que permite evaluar cambios celulares junto con la detección del virus. Esta estrategia ofrece un análisis más completo para trazar planes de acción individualizados, lo cual es especialmente relevante en una población con alta carga de cáncer cervical y disparidades en el acceso a seguimiento médico.


Reflexión y llamado a la acción


El modelo australiano, basado en un sistema de salud universal, demuestra que la combinación de alta cobertura de vacunación y estrategias de detección bien estructuradas puede reducir drásticamente la incidencia del cáncer cervical. En Puerto Rico, hemos construido una base sólida, pero es necesario fortalecer el acceso equitativo a pruebas de detección, optimizar la implementación de guías clínicas y educar tanto a proveedores de salud como a la población general.


Un factor clave en la prevención es la conciencia y responsabilidad individual sobre la propia salud. En Australia, la accesibilidad a los servicios preventivos ha fomentado una cultura de seguimiento médico proactivo. En Puerto Rico, la dualidad del sistema público y privado impone cargas desiguales en el acceso a estos servicios, lo que puede impactar la detección temprana.


Para lograr avances significativos, es fundamental fomentar alianzas entre el sector público y privado, garantizar la continuidad de políticas de prevención y promover la participación activa de la comunidad en la concienciación y detección temprana. La eliminación del cáncer cervicouterino en Puerto Rico es posible si tomamos decisiones basadas en ciencia, equidad y compromiso con la salud pública.


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